Informe DH y DIH - Asociación Campesina de San José de Apartadó
Como bien se ha referido en muchas ocasiones y sin
necesidad de un mayor análisis, la zona del Urabá mirada particularmente,
constituye un territorio en asedio histórico y permanente debido al interés
estratégico de tipo geográfico, económico y político que representa para los
grandes sectores y/o actores que originan y componen el conflicto de carácter
social y armado en el territorio nacional de Colombia.
En este vasto territorio han hecho presencia por los
menos desde los años setenta, los diferentes grupos u organizaciones
insurgentes, actualmente mantienen presencia activa las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo FARC-EP (Frentes 58 y 5), por
su parte el Estado intenta mantener el control de la zona a través de su fuerza
pública representada por la Brigada XVII, la Brigada Móvil 11, la Brigada 24
del Ejército Nacional y destacamentos de policía que cumplen funciones de
contraguerrilla (funciones militares contrainsurgentes).
De otro lado y para terminar de configurar un
escenario completo de guerra, luego de las “desmovilizaciones” de las llamadas
Autodefensas, fueron diseñadas formas que involucran la pervivencia del
proyecto paramilitar en Colombia, tal como reza, sustenta y demuestra sin lugar
a dudas el informe del año 2010 de Human RightsWatch.
En Urabá se iniciaron las transacciones de las
franquicias delincuenciales del terror que se promovieron en todo el territorio
nacional bajo la impune denominación de “bandas criminales” o “BACRIM”. En esta
zona estratégica del territorio colombiano se pasó a funcionar bajo el dominio
de las orientaciones de Alias Don Mario2 y así sucesivamente, hasta llegar a lo
que hoy malamente se denominan: “Los Urabeños”, las “Autodefensas Gaitanistas
de Colombia” o “ClánÚsuga”.
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